¿De dónde emergen mis pensamientos?


La personalidad de las personas son las relaciones entre ellas. Uno es como es en relación a otro. Uno nunca, realmente, Es en un sentido absoluto. Uno es payaso porque los otros le aplauden.

Creo que siempre recibimos parte de otra persona: Nuestra personalidad emerge del procesamiento de esta parte que el otro nos proporciona en nosotros mismos.

Creo que uno de los mayores problemas morales es el concepto de Intención. La intención de un actor. Si acabo de decir que somos la relación entre nosotros mismos, ¿puede existir una intención genuina e individual, esporádica e imprevista? No—somos un sistema de retroalimentación. ¿Qué daña este proceso tan natural? La sobre-conceptualización: transformar palabras en otras palabras, cada vez más extrañas y abstractas, y que a veces se llega a confundir con inteligencia. Parece ser que el mayor mal que el ser humano se hace así mismo es querer rebasar sus propios límites—efectivamente ser un Dios, ser la entidad más abstracta, desconocida e infinita. Pero ser un Dios también es ser un Personaje, la paradoja de los conjuntos, P=NP.

El ser humano egoísta (tonto) es aquel que anhela interrumpir la emergencia orgánica de "personalidades" al querer transformarse en un Ser aparentemente impenetrable, cerrado, único y diferente—distinto. Eso es antinatural, es ignorante.

Uno confía más en las personas abiertas, "buena onda"—creo que ésto es lo natural, como todos somos ya (El Buda Dentro de Uno/Cristo Nace en Mí). La seguridad está dentro de uno mismo para consagrar este flujo de personalidades cambiantes, para ser naturales. Un nodo que eventualmente tendrá que ser desconectado de nuestra red para pudrirse en soledad, de la mala.

Nunca nadie Es realmente, siempre Somos.

Creo que una manera ideal de solucionar los conflictos entre personas es mutuamente preguntarse:

¿Cuál es tu realidad?

Los conflictos, en mi experiencia, suceden, entre otras cosas, cuando no se develan las razones de por qué uno cree en lo que cree. El Ego surge de esta realidad propia que tan sólo es real para quien la creó, uno mismo, y cuando es confrontada, tendemos al conflicto negativo.

Pese a que "sabemos" que, a pesar de las palabras, sí vivimos en un mundo Real, tangible, contingente que ocurre a cada momento, al rededor de nosotros mismos ("Ego") nos creemos el centro de este universo, pero porque nosotros somos los creadores de éste: Es como lo "obvio", lo "lógico" ("Yo" creé este mundo, por lo tanto es mío). Como las religiones que basan sus valores en ello: Alguien Supremo, alguien más Todo Poderoso que uno mismo: Yo los creé, son míos. Eso da miedo.


Abstrayendo así, me lo imaginé como una comedia teatral:

  • ¡Yo soy Yo!
  • ¡Tú eres Tú!
  • ¿Quién eres tú?
  • ¿Yo? ¡Yo soy éste! ¡Yo soy Yo! ¿Tú quién eres?
  • ¿Yo? ¡Yo soy éste! ¡Yo soy Yo! ¿Tú quién eres?

¿De dónde proviene una personalidad negativa? ¿Una personalidad que parece ciega a la turbación del otro? Creo yo que comienza en la infancia, como todo<<desde el inicio>>: Creo que la seguridad, un espacio íntimo y a la vez libre, bajo guía, permite el florecimiento innato del individuo, de crearse una "personalidad" propia que se pueda validar a sí misma y no en relación o con la validación de otras. Con la primera, la _seguridad/felicidad emerge desde adentro—con la segunda emerge desde afuera... Uno se crea un El Personaje para encajar en los Teatros de otros El Personaje y aparentar un mundo "en común", donde << Yo no soy Tú, y Tú no eres Yo >>. Pero cuando este El Personaje es confrontado con la inherente "irrealidad" de su "realidad", de su "obra de teatro", se comienza a tambalear—su Identidad se comienza a desfragmentar—es cuando El Uno Mismo puede decidir cómo confrontarse con _una realidad más profunda que la suya. Eso, o da miedo, o da sosiego: Depende de Uno Mismo.

Cada quién decide qué escala humana vivir, sólo que una de ellas conlleva un sacrificio... Te va a quitar algo. Pero sin este algo es más fácil crearte un El Personaje, uno estable (mientras nadie te lo perturbe): Yo aquí, Tú allá. Yo soy, Tú eres.


He leído muchísimo sobre el budismo—me ha parecido una visión tan íntegramente espiritual como lógica y científica. Y, a diferencia de otras, que te castigarán si no te portas como otros dicen, aquí se invita a colaborar en el crecimiento conjunto, pero donde no se excluye el castigo o la disciplina, refiriéndome al Samsara (tu mente) individual que ciclará entre las cumbres del cielo y los abismos del infierno, pero tú decides cuando parar. Creo que esto se me hace una percepción más realista de nosotros mismos.

La primera vez que esta concepción budista de la realidad me sorprendió fue por allá en el 2016, cuando decidí leer un poco más sobre ello a través de un libro de una biblioteca pública tras sufrir un colapso emocional. En esa entonces no llegaba a tener una sensación de comprensión ya que mi dimensión lógica-perceptiva no estaba completamente desbloqueada aún, pero sí se me quedó muy grabada la diferencia entre Los 10 Mandamientos de Dios y los consejos budistas:

Parece que en una se dictan las reglas del Juego, mientras que en la otra se aconsejan maneras de no-jugar, pero que están permitidas en el Juego.

Mandamientos Abrahámicos:

  1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
  2. No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
  3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.
  4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
  5. Honra a tu padre y a tu madre.
  6. No matarás.
  7. No cometerás adulterio.
  8. No robarás.
  9. No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
  10. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Preceptos budistas:

  1. Abstenerse de matar seres vivos.
  2. Abstenerse de tomar lo que no se ha dado.
  3. Abstenerse de conductas sexuales incorrectas.
  4. Abstenerse de decir falsedades.
  5. Abstenerse de consumir sustancias intoxicantes que conduzcan a la pérdida de la consciencia

La inseguridad te fuerza a crear un personaje, un ego, que no conoce límites para exigir el respeto a su personaje, a su teatro, a su propia realidad—uno cae a lo salvaje. Creo yo que el no tener un personaje no quiere decir no tener Integridad o no tener _alma, al contrario, te insta a forjar una Desde Adentro, desde tu propia seguridad corporal, sabiendo que estás partiendo de la Nada, y no de un mundo que ya existe y te tienes que acoplar a él.

Si más personas pensaran así, se darían cuenta que, en efecto, cada uno somos parte de la misma Realidad, de la Nada, donde nuestro entendimiento jamás podrá penetrar. ¿Quién decide formular las reglas e imposiciones con las que creemos nacer a este mundo cuando nadie realmente entiende nada? Saber que partimos de un mismo lugar, nos haría repensar nuestra cosmovisión de entidades supremas, todo poderosas (porque si "Dios" nos creó, ¿quién no-soy yo para superarlo en su propio juego?), hacia concebirnos como nodos de una sola entidad. Genuinamente estamos conectados, pero al tener el deseo férreo de querer superar el intelecto de Dios, somos más proclives a la locura, al desvanecimiento de conceptos, de palabras, a no querer creer que no sabemos nada, lo único que nos hace humanos, y ¿qué sucede?

Uno comienza a crear su propia realidad, y su propio dios, su propio ego, su propio El Personaje— uno comienza a diferenciar.